Entenderás de inmediato por qué tu aventura por las Cícladas comienza en Milos. No es solo porque la isla cuente con un aeropuerto y sea fácilmente accesible en ferri desde El Pireo, sino también porque el indescriptible paisaje te empuja a vivir nuevas experiencias... primero aquí y luego en la cercana Kimolos, en la exquisita Sifnos y en la encantadora Serifos. ¿Estás listo?
Desenterrando el tesoro natural que esconde Milos
El pasado volcánico de Milos dio origen a algunos de los paisajes más emblemáticos de Grecia. Esta isla hará que tu imaginación se expanda al igual que tus vacaciones, y es ideal tanto para una escapada como para pasar todo el verano. Además, es el punto de partida perfecto para zarpar hacia otras islas del archipiélago.
No hay palabras para describir las emociones que transmiten sus costas y playas... Palaiochori, Papafragas, Gerontas, Plathiena... o tal vez Tsigrado (accesible a través de un descenso con cuerda) o su gran hermana arenosa, Firiplaka. Donde quiera que vayas, te preguntarás cómo es posible que las rocas tengan esos tonos rojos, verdes y amarillos.
Sarakiniko (con sus formaciones de rocas blancas siempre listas para ser fotografiadas) y Kleftiko (con su pasado como guarida de piratas) son una parada obligada. Al igual que lo son las pintorescas casas flotantes de pescadores en Klima y Mandrakia, las primeras catacumbas cristianas, las minas de azufre abandonadas y el museo informativo de minerales, el cual da respuesta a todas esas preguntas sobre las rocas y sus colores.
La belleza explícita de Kimolos
A solo 40 minutos se encuentra la isla volcánica de Kimilos, la hermana menor de Milos. Los venecianos en su día la bautizaron con el nombre de Arzantiera, debido a los yacimientos de plata que en el pasado se explotaron aquí. Actualmente, las playas arenosas de la isla son la fuente de su belleza explícita, entre ellas Ellinika, con sus antiguas tumbas visibles desde la orilla, y Aliki y Prasa, ideales para las familias y el lugar favorito de las focas monje cuando los turistas no están allí. De alguna manera Kimolos se las arregla para combinar belleza exótica y naturaleza salvaje a la perfección.
El Horio es más una aldea que una ciudad, simple y absolutamente encantadora, con patios muy bien cuidados y acogedores lugareños. Hay rutas de senderismo, un castillo medieval y un museo arqueológico pero, seamos sinceros, probablemente estés aquí por las playas y la serenidad absoluta.
Degustando las delicias de Sifnos
Desde Milos también puedes dirigirte a Sifnos (a 40 minutos de distancia), una joya salpicada de bellas playas, famosa por su comida. Aquí fue donde nació Nicholas Tselementes, quien en el año 1932 escribió el más importante de los libros de cocina griegos. Cada fiesta en la isla está acompañada de algo delicioso: Finikia (galletas de miel con aroma a clavo) en Navidad y mastelo (cordero cocido en una olla de barro con vino tinto y eneldo) en Pascua. El Siglino (cerdo curado) está presente en los menús de toda Grecia, al igual que la Revithada (un guiso de garbanzos).
Pero si lo que buscas son playas, las largas y arenosas Platys Gialos y Kamaras son las más populares. Eso sí, no te olvides de visitar Vathi, Glyfo y Seralia. Esta última es una pequeña y fina bahía de guijarros ubicada al sur de Kastro, el puerto de Sifnos en la antigüedad.
Serifos, la novia tímida
Y, finalmente, llegamos a Serifos, ubicada a unos 30 minutos de Sifnos. Serifos es la quinta esencia de las Cícladas, con una arquitectura de casas cúbicas y encaladas que caen por las colinas como el vestido de una novia encantadora y tímida. Hay docenas de playas (más de 70, afirman los lugareños), entre las que destacan Lia, Koutalas, Vagia, Ganema, Kalo Ambeli, Psili Ammos y Sykamis, por nombrar solo algunas.
Si haces un recorrido en bote alrededor de la isla tendrás la oportunidad de descubrir nuevos sitios para nadar y las entradas de túneles de minería que se adentran en las laderas de las montañas. Da un largo paseo desde el pueblo principal hasta la iglesia de Agios Konstantinos (y posiblemente el castillo veneciano que está encima), donde harás la solemne promesa de volver algún día.
Las Cicladas
Desde la atractiva Milos hasta sus suntuosas vecinas cicládicas
Entonces, desde la emocionante y bella Milos experimentarás la serenidad de Kimolos, los exquisitos sabores de Sifnos y la timidez de Serifos: una aventura de isla en isla desentrañando la extraordinaria diversidad y riqueza de paisajes y sabores que conforman el icónico archipiélago de las Cícladas.
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