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Para muchos, esta es la isla más exótica del Egeo debido a sus extraordinarios colores y paisajes. Ciertamente, es una de las más impresionantes de las Cícladas. Las rocas volcánicas pintan las playas de tonos rojo, rosa y naranja. Sarakiniko y Kleftiko, con sus formaciones rocosas blancas, sus aguas verde esmeralda y sus cuevas erosionadas por el mar, son el escenario de muchas historias de piratas. Las catacumbas, las playas, las puestas de sol en Plaka, los asentamientos multicolores de Klima, Emborios y Mandrakia con sus pintorescos edificios arropando los acantilados... Y aún hay más. No olvidemos que este es el lugar de origen de la famosísima Venus de Milo, la exquisita estatua de mármol de tamaño real que se cree que representa a la diosa Afrodita, actualmente alojada en el Louvre. Todos estos elementos gritan al unísono: ¡No hay nada como Milo!
Palaiochori, Papafragas, Gerontas, Firiplaka, Tsigrado, Plathiena. Las formaciones rocosas de tonos amarillo, naranja y rojo se vuelven aún más deslumbrantes con el trasfondo turquesa de las aguas de Egeo. El suelo volcánico de Milo ha creado vistas que escapan la imaginación. Súbete a un velero o una lancha rápida y disfruta de la gama infinita de playas, consideradas por muchos entre las más hermosas de las Cícladas.
Kleftiko, Papafragas, Sarakiniko, Katergo... Milo fue la guarida de temibles piratas de la Edad Media. Se pueden encontrar rastros de su presencia en Kleftiko, donde esculpieron norayes para sus barcos en las espectaculares rocas de las cuevas marinas, junto a las aguas azul verdosas. Y en Sarakiniko, el paisaje es simplemente de otro planeta, cuyas rocas súper blancas de formas fascinantes dominan la cala.
Por la tarde, da un paseo por la pintoresca y colorida aldea flotante conocida como Pequeña Venecia, donde solía estar el antiguo puerto de Milo. ¿Qué la hace tan especial? Pues nada más y nada menos que los 35 sirmata: unas estructuras en forma de cueva que en el pasado fueron utilizadas como almacenes de botes y que ahora son casas para vacacionar. Deambula por el pequeño pueblo, siéntate al borde del mar y espera la puesta de sol.
Las losas del patio de Panagia tis Korfiatissas calientan tus pies descalzos mientras tomas tu lugar para ver una de las puestas de sol más hermosas del Mediterráneo. En las cercanías te espera la encantadora Plaka, con sus acogedores restaurantes, pintorescos cafés y la iglesia católica de Panagias de Rodon. La capital de Milo fue construida en 1800 utilizando las antiguas piedras del castillo.
Sube hasta llegar a sus ruinas y tómate el tiempo para disfrutar de la vista panorámica desde el patio de Panagias Thalassitra. En el museo arqueológico de Plaka serás recibido por la mismísima diosa del amor: una réplica a tamaño real de la Venus de Milo.
Haz un viaje en bote para descubrir una escena llena de misterio en la antigua mina de azufre, ubicada en el lado este de la isla. Allí verás sus arcadas, puentes de hierro, vías de tren, vagones y antiguas casas de piedra.
Un fascinante asentamiento prehistórico en el camino hacia Polonia.
Un espectáculo arqueológico con tumbas de la primera cristiandad que datan de entre los siglos I y V d. C. Un sitio impresionante, humilde y conmovedor al mismo tiempo
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