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La armonía que conectaba a los hombres con sus dioses todavía está presente en Delfos. Las fotografías no le hacen justicia a la grandeza y serenidad de este lugar sagrado. Tampoco lo hacen las palabras, insuficientes para describir las emociones que despierta. Las águilas enviadas por Zeus para hallar el centro del mundo se encontraron aquí, en el mismo sitio donde Apolo fundó su santuario después de matar al dragón Pitón.
El paisaje délfico de Grecia Central es, junto al sitio arqueológico (considerado como el oráculo más famoso de la antigüedad y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1972), un regalo para la humanidad. Te inclinarás ante esta creación del hombre y la naturaleza, que trasciende los límites del tiempo y el espacio. Y descubrirás tu ser más profundo cuando el poder del potencial humano y la energía divina resuenen dentro de ti.
Las capas de mitos e historia realzan la magnificencia natural de Delfos. Se dice que Zeus envió dos águilas en direcciones opuestas para determinar el fulcro de toda la existencia. Cuando se encontraron en Delfos, lo proclamó como el "ombligo del mundo". La tradición también cuenta que en Delfos existió un santuario dedicado a la Madre Tierra y custodiado por el dragón Pitón. Apolo, disfrazado de delfín, viajó a Cirra, el puerto de Delfos. Al llegar, mató al dragón y fundó allí su propio santuario, el Templo de Apolo.
El oráculo de Delfos fue un importante centro espiritual y religioso desde el siglo VI a. C. hasta el siglo IV d. C., y recompensó a los temerosos de los dioses con profecías creíbles pero ambiguas. Los antiguos peregrinos expresaban su gratitud en forma de docenas de magníficas ofrendas, que fueron desenterradas durante las excavaciones.
Todavía puedes sentir la presencia divina en cada átomo de esta ubicación hechizante. Dos acantilados gigantes a los pies del monte Parnaso, las Phaidriades (Rocas Brillantes), dominan el oráculo y el santuario. El área circundante —desde Arájova hasta Cirra— está cubierta por un vasto olivar de colores verde y plata. Los acantilados y el olivar dan forma en conjunto al famoso paisaje délfico. Relajante pero salvaje, impactante pero acogedor, el paisaje parece balancearse lentamente al ritmo de una partitura inaudible que llena el alma con música divina.
Tal y como lo hacían los adoradores en la antigüedad, recorrerás el Camino Sagrado hasta llegar al majestuoso Templo de Apolo, el cual fue decorado por escultores atenienses. La pitia pronunciaba las profecías desde su santuario interior. El templo está rodeado de monumentos dedicados a los líderes y la gente común de las antiguas ciudades-estado griegas, mientras que todo el lugar aún irradia una energía incomparable.
Párate frente a él y observa con atención las ruinas. Pertenecen a un templo que data del 330 a. C. y que fue construido sobre los cimientos de un templo dórico anterior, erigido en el 505 a. C. Al norte del santuario, encontrarás el teatro, donde se celebraban concursos de música y drama. Sube un poco más y llegarás al estadio, la otrora sede de los Juegos Píticos.
En un paisaje de belleza mística y surrealista, el agua de manantial brota de la base de la roca Phlemboukos a través de la grieta formada por los acantilados gemelos. Era aquí donde la pitia y sus sacerdotes se lavaban y purificaban, al igual que lo hacían todos los mortales antes de acercarse al Oráculo. La historia de la fuente más antigua inicia en el siglo VI a. C. Siglos después, en el siglo I d. C., en un punto más cercano al manantial, fue construida la fuente Castalia de la Roca. Los nichos en sus costados contenían ofrendas para la ninfa Castalia. Recuerda, estás en la mismísima fuente del mito.
En Delfos, los restos de su gloria pasada llenan el sitio. Entre ellos se encuentran el Tholos de Atenea Pronaia, una inusual estructura circular cuya función sigue siendo desconocida; el gimnasio, donde los atletas entrenaban y se ejercitaban; la palestra o arena de lucha libre; y los baños del período clásico cerca de los de la época romana.
El museo de Delfos es uno de los más importantes de Grecia. Fue construido en 1903 para albergar los hallazgos de las primeras grandes excavaciones que comenzaron en 1892. En 2004, el espacio fue renovado y agrandado, por tanto, las exhibiciones fueron ampliadas y reorganizadas de acuerdo con los estándares modernos. El resultado fue fascinante. No te pierdas el maravilloso Auriga de Delfos, la principal atracción para muchos de los miles de visitantes que pasan cada año por las 14 salas del museo.
El centro cultural moderno de Delfos alberga actuaciones, conferencias, simposios internacionales sobre teatro antiguo, así como espectáculos de artistas griegos y extranjeros. Fue fundado por iniciativa del ex primer ministro Constantine Karamanlis, quien buscaba crear un centro paneuropeo y global para el desarrollo de actividades intelectuales cerca del pueblo de Delfos. Construido en la década de 1960 y rodeado de un interesante parque de esculturas, el complejo de conferencias es una obra arquitectónica representativa del movimiento moderno.
A principios del siglo XX, el importante poeta griego Angelos Sikelianos y su esposa estadounidense, Eva Palmer, intentaron revivir a Delfos como centro mundial. En 1927, en el primer Festival Délfico, el antiguo teatro volvió a brillar con una representación de Prometeo encadenado de Esquilo y, nuevamente, en 1930 con otra de sus obras, Las suplicantes.
Hoy día, en la casa museo de Sikelianos —una de las muchas atracciones que encontrarás cerca del pueblo moderno— verás manuscritos y correspondencia concernientes a los festivales, fotografías realizadas por la célebre fotógrafa griega, Nelly, y disfraces diseñados por Eva, quien se inspiró en la pintura de vasos griegos y los confeccionó en su propio telar.
Aquí encontrarás excelentes hoteles, restaurantes, cafeterías/bares, tiendas que venden piezas de arte popular y réplicas de los hallazgos del sitio arqueológico, así como esa extraordinaria vista de la montaña alzándose sobre un espectacular mar de olivos.
Al atravesar una gran abertura triangular, entras en una cueva cuya iluminación sutil embellece las increíbles estalactitas y estalagmitas. El antro Coricio, el más grandioso del monte Parnaso, es también considerado como un cofre arqueológico, ya que allí fueron desenterrados hallazgos muy antiguos que datan de la era neolítica (4000 a. C.). En el siglo V a. C., el dios Pan y las ninfas eran adorados aquí. El antro aún emite un aura de misticismo.
Recorre una de las rutas de senderismo más conocidas de la región. Una gran parte del trayecto forma parte del camino descrito por Pausanias, el viajero del siglo II d. C. y padre del concepto moderno de "guía de viajes". Actualmente este camino constituye una sección de la ruta internacional E4, conectando Delfos con un lugar llamado Kroki.
Disfrutarás de este suave sendero cuesta abajo que sigue el antiguo camino que unía el puerto de Cirra con Delfos.
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