Para algunos, son los bosques vírgenes y el aire fresco de montaña, mientras que para otros son los lagos, los ríos y la sorprendente costa. Y luego están aquellos para quienes el equilibrio y el estar conectados con la naturaleza lo son todo. Cualquiera sea tu razón para venir a Grecia Central, te fascinará la experiencia de descubrir una parte del país que sobrepasa con creces las expectativas de los visitantes internacionales. Y lo mejor de todo es que la mayoría de los sitios de interés están a solo 2-3 horas de Atenas.
Aprovecha la energía de Delfos
Este destino debe estar en lo más alto de tu lista de deseos. Delfos es el sitio de interés cultural más importante de Grecia Central, tal y como lo era cuando los antiguos griegos venían de todas partes para adorar a los dioses. Visitar el sitio arqueológico es imprescindible, pero si de verdad quieres sentir su energía, entonces tendrás que explorar los alrededores. Hay un sendero que comienza en la meseta de Livadi y que corre a lo largo de un camino antiguo. El sendero pasa por la cueva donde vivía el dios Pan con las ninfas coricias y termina en los olivares sobre el Templo de Apolo. O, si así lo prefieres, puedes montar a caballo o en bicicleta de montaña (¡hay mucho más de esto por venir!) Y como si esto no fuera suficiente, el monte Parnaso y Arájova ofrecen toneladas de diversión invernal, que incluyen caminatas exploratorias con raquetas de nieve.
Siente la energía del sitio arqueológico de Delfos
Recarga tus baterías, paso a paso
Con nada más echar un vistazo a todas esas montañas y valles, querrás ponerte tus zapatos, tomar tu bastón y salir a explorar. El Sendero Europeo de Gran Recorrido E4 atraviesa Grecia Central y, además, hay una extensa red de caminos bien señalizados en la región. El tramo que pasa por Euritania es fácil de recorrer y te conduce a lo largo del hermoso desfiladero, desde el Monasterio de Proussos hasta la siniestra Cueva Negra (un tramo de mayor dificultad continúa por la Vía Ferrata). Alternativamente, tomando el suave sendero ribereño que comienza en las afueras de Karpenisi, puedes atravesar el parque Kefalovrisso hasta llegar al pintoresco pueblo de Klafsi. Eubea además te da la oportunidad de elegir entre senderos de distinto nivel de dificultad. Entre ellos destaca el que rodea al monte Dirfis, ya que ofrece grandiosas vistas del Egeo y te lleva por innumerables desfiladeros y ríos.
Excursionismo por el río y cascadas escondidas
Todas esas montañas y sus arroyos vertiginosos traen consigo excursiones por el río y cascadas escondidas. Si tienes ganas de descubrir un tesoro, camina por la orilla del cristalino río Krikelopotamos, en medio de plátanos, robles, hayas y nogales, y a través un estrecho paso de montaña. Llegarás a las espectaculares Panta Vrechi, unas cascadas grandes y pequeñas cuyo nombre se traduce como "Siempre Llueve". Menos conocidas pero igual de impresionantes son las cascadas Drymonas (la más grande de ellas tiene 15 m de altura), ubicadas junto al monte Xirón en el norte de Eubea. Están rodeadas de bosques serenos y se encuentran río arriba del Monasterio de San David el Viejo.
Haz un recorrido de pueblo en pueblo hasta alcanzar la verdadera autenticidad
La naturaleza no ostenta el poder supremo en Grecia central. Lo comparte con la autenticidad. Ambos gobernantes ejercen su poder en las aldeas montañosas y costeras, hecho que se ve reflejado en los adoquines y la arquitectura, en las fuentes de piedra y en las plazas de los pueblos, y en los productos locales y la deliciosa comida.
Hay aldeas alrededor de Karpenisi donde cambias el ambiente de los pueblos más cosmopolitas de la región por la singularidad de Megalo y Mikro Horio, Proussos, Koryschades (conocido por sus abetos y paseos a caballo) y Tornos. Más al sur se encuentra la pequeña ciudad de Livadia, con sus molinos de agua y sus famosas tabernas. Y en Eubea, están Limni y Rovies en la costa occidental y Steni y Prokopi en el interior montañoso.
Una excursión a las Seychelles
Se trata de una gema que los griegos han reservado para ellos. O más bien, de una colección de gemas. Las Seychelles, también conocidas como las islas Lichadonisia, están a solo un corto viaje en barco desde Kammena Vourla (en el continente) o Agios Georgios (en el norte de Eubea). La exuberante vegetación, que penetra aguas turquesas poco profundas y exóticas bahías, parece haber sido traída de otra parte del mundo. Aquí es donde conseguirás esa serenidad y sensación de escape que andas buscando. Si eres lo suficientemente afortunado, durante el viaje te encontrarás con las focas monje del Mediterráneo, unas especies extremadamente tímidas pero que viven tranquilas en estas islas. Y no olvides que debajo de la superficie del mar te espera una sorpresa: un naufragio a solo 6 m de profundidad.
Esciros, la campeona de la preservación
La más austral de las islas Espóradas ha abrazado sus costumbres y tradiciones y las ha convertido en su marca registrada. Toma como ejemplo el caballo diminuto con el que frecuentemente se le asocia. Si bien era común verlos en la antigüedad, solo quedan alrededor de 250 ejemplares en el mundo, de los cuales más de dos tercios están en Esciros, deambulando libremente por algunas partes de la isla. Aprenderás todo sobre los caballos en un refugio de conservación que revivió el proceso de trilla de habas que los involucra. Aquí, los visitantes más jóvenes incluso podrán montarlos. Pero, además de esto, también se preservan otras tradiciones, entre ellas el tallado de pequeños (pero funcionales) muebles, el bordado y la producción de miel. Y hay mucho más por explorar. Esto es apenas el principio.
Playas legendarias que ofrecen una sensación de escape
Cuando se trata de playas, prepárate para que tu mandíbula golpee el suelo. Hay una majestuosidad volcánica en muchas de las playas del este de Eubea, las cuales parecen haber sido traídas directamente de Hawai, sin embargo, las vistas son inequívocamente egeas. Está Vithouri, a la que te acercas por un camino polvoriento que baja por un desfiladero lleno de pinos, mientras que otras (como Anemaki, una playa tan impresionante como su vecina, Chiliadou) están a corta distancia y son solo accesibles a pie. Si tienes la suerte de llegar a Anemaki, busca la pequeña playa en la cala a lo lejos. En otra parte está la larga y remota bahía de Thapsa y, escondida en una pequeña cala, la arenosa Almirichi. Aquí es donde tienes que venir si estás buscando un escape puro e inmaculado.
Siente el viento en tus velas
Si te gusta el windsurf, o incluso el kitesurf, podrás alquilar equipos y contratar instructores en Raches, en el noroeste de Eubea. El paisaje brinda excelentes condiciones para cruzar el estrecho que separa la Grecia continental de Eubea. Y si eres de los que les gusta el surf de remo, no te preocupes. Cualquiera sea tu preferencia, te sentirás revitalizado en la naturaleza.
El llamado de la naturaleza # 1: lagos y ríos
Llego la hora de volver a las montañas de tierra firme. En esta ocasión nos enfocaremos en los lagos y otras vías fluviales. Literalmente, hay de todo para todos: navegación en familia o kayak en pareja o con amigos en el hermoso lago Kremaston, donde pasarás el día explorando las pequeñas islas en el lago por tu cuenta o acompañado de un guía que te contará todo sobre la fauna silvestre.
El llamado de la naturaleza # 2: ciclismo de montaña
Donde hay montañas, hay ciclismo de montaña. Principiante, intermedio o avanzado... sea cual sea tu nivel, serás bienvenido a un terreno hecho para la aventura. Con todo ese paisaje y naturaleza asombrosos a tu disposición, sin mencionar las vistas (y los sabores) de las aldeas, querrás recorrer kilómetros y kilómetros en bicicleta. Aunque las opciones son casi infinitas, algunas en particular te dejarán completamente satisfecho: las rutas en las laderas del Monte Dirfis en Eubea (los caminos alrededor del pueblo de Steni, a lo largo de la garganta de Agali, son ideales para la práctica de este deporte) o las rutas en los alrededores de Karpenisi o Livadi en las laderas del monte Parnaso.
Cierra tu día con una merecida sesión de spa
Las aguas termales de la región ya eran famosas en la antigüedad y, hoy día, invitan a los atenienses a vivir una experiencia relajante y rejuvenecedora. Las más conocidas son las de Edepso, cuya reputación se debe a sus aguas humeantes, ricas en una gran variedad de minerales. (¡Incluso podrías disfrutar de la experiencia completa de un hotel con spa!) También está Ypati, a las afueras de la ciudad de Lamia, cuyos baños estuvieron dedicados a la diosa Afrodita. Y están las aguas termales de las Termópilas (y de la menos conocida Kallidromou), que te ofrecen un baño en aguas a 32-34 grados Celsius.
En sinergia con la naturaleza en Grecia Central
Descubrir, recargar, sanar, energizar y satisfacer esa necesidad básica de libertad y escape... todo a solo 2-3 horas en automóvil desde Atenas. Cualquiera sea tu razón para visitar Grecia Central, prepárate para reconectarte con la naturaleza y descubrir un lado completamente nuevo del país.
