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En palabras de un famoso poeta y letrista griego, la isla de Kasos es "un beso impartido por el mar cubierto de espuma". Hogar de muchos capitanes, la isla más austral del Dodecaneso jugó un rol protagonista en la Revolución de 1821. Conocer la rocosa e inusual Kasos es una experiencia muy especial para cualquier visitante.
Las casas de antaño situadas en aldeas que mantienen intacta su identidad, los lugareños de corazón cálido que te reciben recitando poemas improvisados y las playas impolutas constituyen la explicación de por qué muchos consideran a Kasos como el mejor escape de la rutina diaria. Es por eso que, cuando te vayas de la isla, una frase resonará "Na se vro", que significa "Puedo encontrar", infundiendo la esperanza de que pronto regresarás para volver a disfrutar de su maravillosa hospitalidad.
La cueva Ellinokamara fue un lugar de culto desde el período micénico hasta el período helenístico, que servía como refugio para los lugareños durante las incursiones piratas.
Situada al suroeste de Agia Marina, la Cueva Selai (también conocida como Stilokamara) es una cueva montañosa con impresionantes estalactitas.
A pesar de su limitado tamaño, Kasos es capaz de ofrecerte múltiples oportunidades para que te des un chapuzón en el mar: Antiperatos, Ammoua, Katarti, Vrisi, Trita y Kofteri, además de la pequeña playa de Avlaki con cuevas marinas en el lado sur de la isla y la playa de Tripitos con su característica roca en forma de arco.
Al sudeste de Poli, con el mar de Libia tumbado seductoramente en su umbral, se encuentra Agios Mamas. Aquí, la combinación de tradición bizantina y paisaje egeo es cautivadora. El 2 de septiembre (el día del santo patrón) la gente pasa la noche en los dormitorios del monasterio.
Y en un área conocida como Hadies, encontrarás el monasterio de San Jorge, una imagen en azul y blanco que guarda en su interior una serie de hermosísimos frescos y un iconostasio de madera tallada.
Los lugareños aprovechan cada oportunidad para realizar un festín tradicional, siempre con música de fondo. Recitan poemas y cantan canciones folklóricas acompañados de los sonidos tradicionales de la lira y el laúd. A esto le sigue un espectáculo de baile, que incluye los "sousta" y "zervos". Las amas de casa ofrecen las delicias locales: pilaf con canela, la famosa dolmadakia preparada con amor (mezcla de arroz envuelta en hojas de parra) y, por supuesto, botellas de vino y raki (una bebida tradicional) y quesos de producción local.
¿Quieres sentirte el dueño de toda una isla? Toma un bote a Armathia, el más grande de los islotes que rodean a Kasos. Actualmente está abandonado, pero las ruinas de casas, establos y hornos dan constancia de los asentamientos humanos que existieron en el islote hasta mediados del siglo XX. Y no olvides darte un chapuzón en la hermosa Mármara, una playa de arenas finas dentro y fuera del agua.