
A lo largo de su extensa historia, Corinto ha sido bendecida y maldecida por su posición en la encrucijada entre la Grecia continental y el Peloponeso, y entre los golfos Sarónico y de Corinto. Su ubicación estratégica le generó gran riqueza y poderosos enemigos. Hoy día es una encrucijada del tiempo, que te permite explorar ruinas antiguas y probar los frutos de la tierra fértil. Además, están a tu disposición una ciudad moderna y una nueva forma de poner a prueba tu coraje en el famoso canal.
¿De qué forma podrías cruzar el istmo de Corinto sin tener que circunnavegar el Peloponeso? Bueno, bajo la tiranía de Periandro en el siglo VI a. C., los antiguos corintios cavaron una rampa que permitía que los barcos fueran arrastrados por tierra, pero dicho esfuerzo requería de muchos hombres. Habiendo mejorado el puerto, Periandro previó la construcción de un canal, pero esta empresa fracaso, estableciendo un patrón de falla que persiguió los intentos de Nerón, Calígula, Adriano, bizantinos y venecianos por igual. El canal finalmente abrió en 1893, después de 11 años de excavación. Se extiende a lo largo de seis kilómetros entre acantilados de 90 metros de altura y es una parada obligada para los turistas.
Las paredes de la cercana Acrocorinto cuentan una larga y tumultuosa historia. En la antigua Grecia, la ciudad alta se dedicaba al culto de Afrodita, la diosa del amor, pero sus fortificaciones masivas dan fe del hecho de que muchos de sus visitantes a lo largo de los años estaban lejos de ser lo que llamaríamos "cariñosos". Batallas sangrientas, asedios y docenas de leyendas heroicas marcan la historia milenaria de Acrocorinto. Aun hoy, si oyes con atención, podrás escuchar los estruendosos llamados a las armas resonando a través de las paredes.
Aquí fue donde Hércules mató a su león y donde los Juegos Panhelénicos de la Antigua Grecia se llevaron a cabo. Y en las laderas y valles de Nemea se ha estado cultivando la vid desde hace al menos tres milenios.
El clima templado de Corinto y el suelo fértil se combinan para producir grandes sabores en pequeñas presentaciones. Las pasas y grosellas de Corinto son legendarias, y es muy probable que veas como las secan al sol. A ellas se suman la variedad de uva “Agiorgitiko”, un regalo de la vid que produce los característicos y profundos vinos tintos de la región, tradicionalmente conocidos como "sangre de Hércules".
Tu corazón late con fuerza al estar parado en el borde, a punto de saltar hacia el abismo, teniendo no más que una fina cuerda que te ate a la vida. Las paredes del canal parecen converger, haciendo que tu objetivo se vea más estrecho de lo que en realidad es. ¿Te atreverás o te acobardarás? Y si deseas que corra aún más adrenalina por tus venas, el largo de la cuerda puede ajustarse para te sumerjas un poco en el agua al caer. El Peloponeso tiene la capacidad de sorprender y asombrar al mismo tiempo, ¡y el canal de Corinto es prueba de ello!
Hércules y la sexta hazaña. Según Apolodoro, el mítico héroe mató a las aves del Estínfalo, unas criaturas devoradoras de hombres con alas y picos de bronce que habitaban el pantano. En la actualidad más de 130 especies de aves de igual rareza frecuentan este humedal.