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Son muchos los que han pasado por la isla cicládica de Amorgos: piratas, viajeros del siglo XIX, hippies de los 70 que acampaban en Lakki, isleños que buscaban oráculos en las "aguas parlantes" de Ai Giorgis Varsamitis… Entonces, ¿qué tal si descubres una isla cuyos viejos caminos, pueblos remotos y venerables tradiciones harán que te olvides del siglo XX y que no te importe el XXI?
Hacer una peregrinación a la playa de Agia Anna, donde Luc Besson filmó El Gran Azul, es imprescindible, al igual que lo es el encender una vela en el impresionante monasterio de Panagia Hozoviotissa. Pasa tus vacaciones tomando sorbos de rakomelo, un tipo de aguardiente casero con sabor a miel. Toma un paseo en bote desde Katapola o Aigiali, los dos puertos de la isla. Y luego camina hasta el pueblo principal, coronado por un castillo y atravesado por adoquines cicládicos.
Este es quizás el monasterio más inusual del Egeo y uno de los sitios más importantes de la isla. A primera vista, parece estar pintado sobre la roca escarpada debido a su increíblemente alta y estrecha estructura, pero en realidad está encajado en ella. Tendrás que subir 300 escalones empinados, entrar por una puerta estrecha y subir otros ocho pisos, cada uno de solo 5 m de ancho. Cuando llegues a la iglesia principal de 1.000 años de antigüedad, adornada con íconos bizantinos de la Virgen María, sabrás que valió la pena el esfuerzo.
Un camino sinuoso conduce a la playa de Agia Anna. Su vista infinita del mar te dará la respuesta de por qué el director Luc Besson llamó a su famosa película El Gran Azul. En una de las playas más emocionantes de las Cícladas, te esperan aguas increíblemente claras y rocas que usarás como plataforma de buceo. Ahora tú serás la estrella.
La frase pertenece a la arqueóloga Lila Maragkou, quien recorrió Amorgos durante años, desenterrando tesoros arqueológicos a su paso. Caminar a un ritmo lento también te revelará la verdadera cara de la isla. Entre las cosas que debes buscar están: los restos de tres antiguas ciudades-estado, Arkesini, Minoa y Aigiali; mujeres preparando fava (crema de arvejas amarillas partidas), una especialidad de las Cícladas; adivinos en busca de agua subterránea; lugareños jugando petanca; Ai Giorgis tou Varsamiti, donde se creía que el "arroyo parlante" predecía el futuro; y la tierra de nadie en Krikelos, plagada de minas y barrancos. Cuanto más larga sea la búsqueda, mayor será la recompensa.
Un promontorio rocoso fortificado naturalmente se eleva sobre las casas cicládicas. Ocultos a las miradas de los piratas, la Hora de Amorgos y su castillo son un reflejo del pasado bizantino y veneciano. Camina hasta el castillo para disfrutar de una vista inolvidable. Debajo de ti, el encantador barrio de Voreina está lleno de casas con pozos y prensas de olivas. Querrás inspeccionar los molinos de viento abandonados en Troulos, las tiendas y cafés en Platystenos, y relajarte en Kalogerikos Milos (plaza Molino del Monje), un verdadero balcón sobre el Egeo.
¿Cuál de los dos puertos de la isla elegirás como el escenario perfecto para tus vacaciones? ¿La música y los bares lounge de la playa arenosa de Lakki en Aigiali? ¿O acaso prefieres una playa ideal para las familias como Katapola, con cafés tradicionales y largos paseos por la orilla? La elección es solo tuya.
Figuras danzantes de piernas cortas con violines... Descubre la historia de un niño muy especial que dejó su huella en las rocas de Asfondilitis en 1888.
Los aguardientes típicos de Amorgos son ineludibles. Los probarás en todas partes, tanto en cafeterías como en tabernas y bares.
Construido en el siglo XVI, este edificio de arquitectura veneciana se encuentra en el centro de la Hora. Hoy día, es la sede de un museo que exhibe hallazgos arqueológicos de las excavaciones circundantes, incluyendo esculturas e inscripciones extraordinarias.