A pocos metros de la estación de metro Sintagma, y justo al lado del parlamento nacional, se encuentra el Jardín Nacional que, junto con el Záppeion, cubre 24 hectáreas llenas de vegetación, incluyendo especies raras de plantas, árboles jóvenes y aves
Se puede acceder al jardín desde siete entradas: la entrada central en la avenida Amalias, una en la avenida Vasilissis Sophias, tres en la calle Irodou Attikou y dos más en el área del Záppeion.
Antes de pasar a denominarse "Nacional", el jardín se llamaba "Real" o "El Jardín de Amalia", la reina a quien se le debe su existencia. El interés de la reina Amalia, esposa del rey Otto, por terminar el jardín en 1840 fue tal que se dice que pasó al menos tres horas al día encargándose personalmente de él. La mismísima reina plantó las icónicas palmeras (ahora de 25 m de altura) que llaman la atención de todos al ingresar desde a la avenida Vasilissis Amalias.
Junto a la entrada de la avenida Amalias, hay un vendedor ambulante que abastece a los transeúntes con los tradicionales “koulouri Thessalonikis”, anillos de pan cubiertos con semillas de sésamo. Eso sí, tan solo basta con adentrase unos pocos metros en el jardín para escapar del bullicio de la ciudad. Y, a la sombra de los eucaliptos, hay unos bancos que son el lugar ideal para perderse en la lectura de un buen libro o incluso comenzar un romance mientras los atenienses pasan corriendo.
Los números hablan por sí solos. El jardín alberga 7.000 árboles, 40.000 arbustos y otras plantas, conformando 519 especies y variedades. Más de 100 de ellos son griegos, siendo los árboles de Judas, las adelfas y los algarrobos las estrellas del jardín. Asimismo, hay especies de árboles de todas partes del mundo, tales como los pinos australianos o los árboles de los cielos chinos. Los centenarios cipreses, las encinas y las palmeras datileras de Canarias también se encuentran entre las plantas que sido parte del jardín desde su apertura.
También hay seis lagos, todos con una considerable comunidad de patos juguetones. Y uno de los hallazgos más sorprendentes —descubierto en el jardín durante las excavaciones del siglo XIX, a un metro de profundidad— es el piso romano perteneciente al patio de una villa romana que se encuentra muy cerca de lo que ahora es la entrada de la avenida Vasilissis Sophias. También te encantará el reloj de sol en la entrada principal, donde los visitantes se detienen para intentar adivinar la hora antes de mirar sus relojes.
El jardín también cuenta con un conservatorio de plantas, una biblioteca para niños y una pequeña cafetería (en una de las entradas de la calle Irodou Attikou). El conservatorio es el lugar donde las plantas se cultivan inicialmente antes de replantarse en el jardín y se considera que fue el primer invernadero que entró en funcionamiento en el país. La biblioteca, que cuenta con dos salas de lectura, una sala de cuentos de hadas y una sala de música y cine, fue fundada en 1984. Cuando se abrió por primera vez, solo había 1.500 libros en sus estantes, pero hoy en día este número sobrepasa los 6.000 ejemplares.
El Záppeion, aunque oficialmente separado del Jardín Nacional, es en realidad una extensión del mismo, con un patio adornado con estatuas que recuerdan la historia griega reciente, sin mencionar la mitología. Bustos de políticos, reyes e historiadores, sátiros de aspecto travieso que emergen de los arbustos y pequeñas estatuas de Eros acechando tímidamente forman una colección de esculturas bastante encantadora.
Una en particular destaca por su belleza y nivel de detalle, creada por Henri Michel Antoine Chapu, Jean Alexandre Joseph Falquiere y Lazaros Sohos: la figura del poeta inglés Lord Byron, con la personificación de Grecia colocando una corona sobre su cabeza como símbolo de honor y gratitud por su contribución a la lucha contra los otomanos.
Nada mal considerando que se trata de un paseo justo al lado de la parte más animada de la capital.
Athens Private Food and Wine Tasting Tour
