Acrópolis, Museo de la Acrópolis y Templo de Poseidón Visita con almuerzo incluido

La excursión de un día por Atenas partirá para hacer una parada fotográfica en el Estadio Panathinaiko, donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos en 1896. Continúe, pasando por Zappeion y el Templo de Zeus Olímpico. A continuación, pasará por la Trilogía de Atenas, que incluye la Universidad de Atenas, la Academia de Atenas y la Biblioteca Nacional. Continúe pasando por el Jardín Nacional, el Arco de Adriano, la Iglesia de San Pablo, el Parlamento, la Tumba del Soldado Desconocido, la Casa de Schliemann (Museo Numismático), la Catedral Católica, el Antiguo Parlamento, la Plaza de la Constitución, la Iglesia Ortodoxa Rusa y, finalmente, visite la impresionante Acrópolis.

Continúe con un agradable y corto paseo pasando por Herodión y el Teatro de Dionisos para visitar el mundialmente famoso museo de la Acrópolis. Evite y sáltese las largas colas del nuevo museo. Las principales atracciones como los votivos, las estatuas del periodo arcaico, las Cariátides y, por supuesto, la sala del Partenón con las metopas, los frontones y el friso le impresionarán.

Después de una visita matutina llena de imágenes continúe en un restaurante local bajo las laderas de la Acrópolis para un delicioso almuerzo. Después del almuerzo salga hacia el Cabo Sounion. Disfrute del maravilloso viaje por la pintoresca carretera costera que ofrece una espléndida vista del Golfo Sarónico y pase por algunos de los barrios más bellos de Atenas (Glyfada, Vouliagmeni, Varkiza). El Cabo Sounion se encuentra a sólo 70 kilómetros (45 millas) de Atenas, lo que lo convierte en el destino perfecto para una excursión de una tarde perezosa. El Templo de Poseidón del Cabo está encaramado en la cima de una colina rocosa que domina el mar. La vista sobre el Egeo es magnífica, con una de las panorámicas más impresionantes del mundo, que se extiende hasta Kea y el Peloponeso en un día despejado. El Templo de Poseidón fue construido en el año 44 a.C., y muchas de sus columnas dóricas originales siguen en pie. Una de las columnas tiene un graffiti dejado nada menos que por Lord Byron a principios del siglo XIX. El precipicio es una caída escarpada de 197 pies hacia el mar.